Hace tiempo pregunté:
- ¿Por qué no brindamos con la copa vacía ? La respuesta fue sencilla pero me sorprendió:
- Porque se te podría llenar de algo que no quieres.
Claro, sencillo y profundo…Da para reflexionar y aún más si observamos a nuestro alrededor. El mundo está lleno de posibilidades que se nos presentan cada día y nuestra decisión es escoger cuáles queremos y cuáles no. En el momento que nos decidimos por algo estamos ocupando esa posibilidad y de esa manera la hacemos posible. Formamos parte de esa elección.
Cuando decidimos ocupar un cargo estamos escogiendo la responsabilidad de ejercer una cierta función que viene asignada. Para simplificar este proceso hemos creado unos estupendos organigramas en los que de manera visual y clara nos proporcionan un nombre y una función. CEO, CFO CTO… etc va directamente relacionado con una función y una responsabilidad. Hasta ahí todo está claro.
Pero… ¿¿¿ Qué puede ir mal ???
¡¡¡¡Que en el momento de hacer el brindis tengamos la copa vacía !!!! O sea que no tenga clara la responsabilidad o que no pueda ejercer la función.
Razones para que se produzca esta situación pueden haber mil, desde la falta de capacitación a una lucha de poderes, pero en este momento la copa se está llenando de lo que no quiero.
Cuando hablamos de liderazgo de equipos, de gestionar proyectos y personas debemos asegurarnos que ocupamos el lugar correcto para ejercer nuestras funciones, del mismo modo que debemos colocarnos en el lugar adecuado para la evolución de nuestros colaboradores. Se trata de obtener la perspectiva adecuada, porque finalmente es un viaje compartido.
Nos preparamos desarrollando nuestros talentos y adquiriendo las experiencias que permiten al líder tener la sensibilidad necesaria para que estas cuestiones sean naturales, que no sean impostadas o ficticias porque sino la factura a pagar es elevada ya que afectará a todo el colectivo. Las consecuencias del líder ausente van siempre en cascada.
La clave diferencial en este proceso es la calidad humana y la forma en que se transmite al equipo.
Es algo que no se puede simular y que debe estar siempre presente, habla de lo que somos y de lo que hacemos, de cómo percibimos a los demás y de cómo nos perciben a nosotros. De respeto, de empatía y de lucidez. De creatividad y fuerza en momentos difíciles, de sensibilidad en las decisiones, de coherencia en los argumentos y de trato humano. Estas cualidades deben ser cultivadas y bien desarrolladas para que los demás talentos puedan brillar.
Desde el día que entendí que es de mi responsabilidad con lo que voy brindar, elijo con mucho más cuidado con lo que lleno la copa, porque finalmente acabaré bebiendo yo.
Enrique Caicedo
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